Alguien, en alguna parte, ha dejado escrito que la sedimentación es la
cenicienta de las operaciones básicas. Hay razones que hacen de esta aseveración algo
más que una frase tópica y algo pretenciosa.
La Cenicienta es el arquetipo de una funcionalidad discreta, eficiente, y
noble, postergada a trajines humildes, pero siempre disponible para la oportunidad de
demostrar sus posibilidades ante más dignos requerimientos. La sedimentación es una
operación basada en unos principios aparentemente sencillos y supuestamente bien
conocidos, ubicada en regiones del proceso donde suele llevar a cabo tareas
escasamente sofisticadas, casi siempre viéndoselas con gangas, subproductos y
residuos. Quizá más que otras operaciones de separación hidráulica, la sedimentación
ha tenido un tratamiento metodológico comparativamente muy modesto, lo que ha
contribuído a alimentar la convicción de que se trata de una operación muy empírica,
sobredimensionados que en formulaciones rigurosas y fiables.
Además, trabajar en el ámbito de las separaciones gravitacionales -salvo que
se haga con materiales muy valiosos- no parece ser un terreno muy propicio para
conseguir una patente afortunada, o el reconocimiento cienciométrico de una
modelización de impacto. Así lo atestigua, por ejemplo, el reducido grupo de
investigadores que trabaja en este campo en el ámbito público y privado dentro de
nuestro propio país, de las que destacan las aportaciones teóricas de R.Font en la
Universidad de Alicante, y el exiguo volumen de aportaciones que sedimentan año tras
año en los estratos de la bibliografía científica más relevante. Por este motivo, la
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mayor parte de los textos disponibles en este área son obras relativamente anticuadas
y, con frecuencia, las aportaciones de muchos artículos se enmascaran con
procedimientos y nomenclatura sui generis. Todo ello ha contribuído a relegar
inconscientemente durante décadas a la sedimentación en un capítulo de la tecnología
Enginnering Operations.
Sin embargo, el estudio de la sedimentación ha experimentado un sensible
incremento en los ultimos años como consecuencia de la sensibilización por los temas
medioambientales y de sucesivos impulsos laterales, uno debido al auge de las
tecnologías de depuración de efluentes residuales a principios de la década de los
setenta y otro, más reciente, en una momento de resurreccíón de tecnologías clásicas,
reexploradas gracias al recurso de nuevas técnicas instrumentales y a la
disponibilidad de versátiles medios de cálculo, simulación y control. La sedimentación
se presenta ahora como una operación susceptible de una rigurosa modelización
analógica con respecto a otras operaciones de transporte, lo que representa los
cimientos para un adecuado control de operación (29, 36). La sedimentación sigue
siendo, además, un procedimiento muy eficaz de separación, que requiere tecnología
asequible y exige escaso mantenimiento, aunque sí sea dependiente de suficiente
diponibilidad de espacio en planta cuando se trata de procesar los elevados caudales
que suelen circular en las regiones del proceso donde esta operación encuentra su más
frecuente utilidad. Sobre este aspecto particular de la sedimentación, la economía de
espacio, se pretende incidir a continuación.
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